lunes, 26 de marzo de 2012

El costarricense del siglo XXI

Lo que se pretende es hacer un diagnóstico con el objetivo de plantear la necesidad de un costarricense nuevo, es decir, el tico del siglo XXI. Ese que puede coger en sus manos las riendas de su destino y no pretender que la divinidad u otras personas lo hagan por él.

Para producir ese nuevo costarricense es necesario no solo interiorizar en cada uno la idea que somos capaces, es decir, dejar de ver en lo extranjero lo mejor y que nosotros somos incapaces de hacer algo igual o mejor. Se requiere una nueva ideología que vaya aparejada a una idea de sociedad inclusiva, de oportunidades para todos. Todo costarricense que tenga la convicción de ser capaz, debe tener la oportunidad de surgir, de demostrarse a si mismo y a la sociedad, que es posible un modelo para potenciar a sus hijos y demostrar a las otras sociedades que no se tiene nada que envidiar en cuanto a capacidad.

Lo anterior supone un convencimiento personal y colectivo. Aquí el discurso ideológico es clave para convencer a todos los miembros de nuestra sociedad de que somos capaces de hacer las mismas cosas que hacen en otras latitudes. Somos capaces de crear cosas nuevas que no han sido pensadas en otros lugares, somos capaces de establecer un modelo de sociedad para que el mayor número viva de la mejor manera posible.

El convencimiento en cuanto a la capacidad del costarricense tiene que demostrarse en el desarrollo científico y tecnológico, es decir, se debe impulsar el desarrollo de estas dos áreas invirtiendo más dinero público y privado. El convencimiento sobre la capacidad del costarricense debe ser generalizado, debe ser una ideología nacional, todos debemos estar en la misma sintonía.

La capacidad del costarricense debe ser demostrada ante el mundo. Debemos competir en relación con los otros países, en relación con las empresas y desarrollos que se dan en aquellos. La competencia no debe ser a lo interno en que las relaciones deben ser de cooperación para posicionar a las personas o empresas como lideres a nivel mundial.

Las empresas en ese sentido, tienen que tener claro que se trabaja para competir en el contexto mundial. Los dividendos surgen en virtud del desarrollo de la capacidad del tico en competencia con las demás sociedades y por eso, el modelo productivo debe estar basado en una superación permanente de la empresa y los trabajadores. Si a la empresa le va bien, al trabajador también le debe ir bien.

Los miembros de la sociedad debemos estar claros que se debe invertir en el proceso educativo como instrumento fundamental para crear ese costarricense convencido de sus capacidades. Las universidades tienen que ser más inclusivas para que todo aquel que quiera formarse lo haga, pero también tienen que ser más competitivas en el contexto mundial. Es necesario aprovechar nuestras ventajas comparativas y a partir de ahí, construir proyectos de punta; dicho en otros términos, hay que ubicar qué cosas no hay en otros países y que nos dan una ventaja comparativa que se puede explotar de cara a las demás naciones y personas del orbe.

La competencia por demostrar la capacidad del costarricense es hacia fuera, es decir, debemos de dejar de pensar que no podemos. Es necesario dejar de estar pendientes de lo que los otros hacen y provocar que la atención se vuelva hacia nosotros. Debemos dejar la mentalidad de proletarios, de empleados y pasar a generar personas con una mentalidad de emprendedores, individuos que tengan la convicción de sacar adelante cualquier proyecto que se propongan.

Se trata que el costarricense entienda que es capaz de codearse, taco a taco, con cualquier persona a nivel mundial. Hay que suprimir esa mentalidad que plantea una sobre admiración por lo extranjero, esa especie de adulación o veneración por lo que existe y hacen en otras latitudes. Este cambio de mentalidad debe hacerse en todos los estratos de la sociedad, en el empresario, en el futbolista, en los intelectuales, en los medios de comunicación, en toda instancia que fomente una actitud de vasallaje, de inferioridad, de baja autoestima nacional.

Lograr este proceso es complicado. Siempre van existir personas que van abogar por la idea contraria y eso genera un desgaste terrible. Se trata de adquirir conciencia de la propia capacidad en lo individual y en lo colectivo. Entender que a pesar de nuestra realidad, podemos desarrollarnos de manera adecuada, sin complejos, frente a cualquier persona de otra latitud y frente a las otras sociedades a nivel mundial.

Podemos hacer filosofía propia, podemos hacer teoría en los diferentes campos del saber, podemos desarrollar productos concretos que compitan en el concierto de las naciones. Podemos aprender de las cosas buenas que hay en otros lados y replicarlas en Costa Rica, sin embargo, para ello hay que estar convencidos de que eso es posible. El costarricense no debe tener dudas de que es capaz de alcanzar cualquier objetivo que se proponga, debe ser un convencimiento a nivel nacional.

No basta la retórica, no bastan las palabras, no bastan los discursos, se requiere que ese convencimiento se materialice en acciones y productos concretos. La capacidad se demuestra con hechos, con productos concretos, eso es lo que la sociedad toma en cuenta para evaluar a las personas. Si no hay productos concretos, si no se materializa la acción de cada persona es como si la capacidad no existiera.

Publicado en el diario El País.cr el día 26/Marzo/2012. (0)
http://www.elpais.cr/frontend/noticia_detalle/3/64518