viernes, 17 de agosto de 2012

No subestimen a los jóvenes

Los medios de comunicación en su reiterado esfuerzo por banalizar la realidad, constantemente exponen una imagen de las personas jóvenes como ajenos a los temas relevantes de la sociedad. Según esta falsa imagen, vivimos pensando en Lady Gaga o en hacernos “famosos” en esos programas de “Nace una estrella” y similares. Nos presentan preocupados por lo superfluo, por lograr el éxito fácil, y por andar tomando licor y no se cuanta droga.

No se puede negar que hay jóvenes atrapados por la ideología que reproducen los medios de comunicación. Hace falta poca motivación para que un adolescente o un adulto joven acuda a una fiesta en cualquier lugar de Costa Rica, sin embargo, resulta una empresa complicada que lleguen a un foro de discusión o a una reunión en la que se va discutir sobre una obra literaria o un problema nacional.

La otra cara de la moneda son los jóvenes preocupados por el futuro del país. Muchos estudiamos y nos reunimos para analizar lo que ha sido el desarrollo de nuestro país desde la segunda mitad del siglo XX. Tenemos claro el modelo económico que existió hasta finales de los años ochenta y manejamos datos sobre el bienestar que produjo en los índices de salud y educación.

No desconocemos lo que ha pasado a partir del primer y único gobierno legítimo de Oscar Arias. A pesar que éramos niños por aquellos años, ahora estamos en capacidad de observar y analizar el proceso de desigualdad social que ha producido una ideología política que aboga por una libertad económica que ha creado una gran brecha social.

Hemos procurado identificar a las personas de carne y hueso que están detrás de todo este proceso. Ha sido necesario establecer la existencia de dos generaciones de políticos que son los que nos han llevado a la situación actual.

Una primera generación estuvo en las aulas universitarias en los años sesenta, aquí encontramos a Oscar y Rodrigo Arias, Rolando Laclé, José Miguel Corrales, Luis Paulino Mora, Elizabeth Odio, Rodolfo Méndez Mata, Miguel Ángel Rodríguez, etc; la otra generación es la de los años setenta, los que se decían de izquierda, entre estos encontramos a: Eduardo Doryan, Leonardo Garnier, Flor Isabel Rodríguez, Fernando Herrero, etc.

Los anteriores son algunas de las caras visibles, no obstantes, las peores caras son las que no se ven. Muchas están vinculadas al sector financiero privado, pensemos en bancos como el BTC (Leonel Baruch, Antonio Burgués, Mario Carvajal y Marco Vinicio Tristán) o el INTERFIN (Luis Liberman entre otros); también recordemos a los que están detrás de la salud privada, a saber: Clínica Bíblica (Bernal Aragón) o la Clínica Católica (Arias y otros).

Los medios de comunicación también forman parte de todo ese entramado. La Nación está vinculada con Florida Ice (Cervecería Costa Rica), siendo los Jiménez Borbón unos de los apellidos más destacados entre los accionistas de ambas empresas. Teletica, está manejada por los Picado Cosa que están vinculados con el negocio de las cableras y ahora también con las telecomunicaciones. En fin, mucha gente conoce sólo a las gentes que tienen exposición pública y no se preocupan por identificar a los que verdaderamente manejan los hilos del poder.

La imagen de los jóvenes tampoco corresponde a la del típico delincuente lombrosiano. Al contrario de lo que proyectan los medios de comunicación, existen excelentes estudiantes con el pelo largo, con arete en oreja, pantalón roto y chancletas como calzado; muchos que tienen este perfil, estudian carreras tan diversas como computación, economía, arquitectura o formación docente.

Estudiamos, debatimos y adquirimos conciencia del legado que están dejando las dos generaciones señaladas anteriormente. No podemos esconder que existen otros jóvenes que, con el afán de vincularse de manera rápida en puestos políticos, se pliegan a los dictados de estos políticos, empresarios, banqueros y demás personas que sólo piensan en el beneficio personal y no en el bienestar del mayor número.

No sabemos si los jóvenes que estamos en este proceso podremos construir un proyecto que a la sociedad costarricense le parezca viable. No es fácil lograr un objetivo de este tipo porque requerimos soslayar el monopolio informativo existente y a partir de ello, llegarle a la gente de a pie.

En todo caso, no tenemos nada que perder. Los que han venido detrás, me refiero a las generaciones de los años ochenta y noventa, la verdad, no han hecho nada por cambiar la situación.

Publicado en el Diario El País.cr, el 17 de agosto de 2012. (1)