jueves, 6 de octubre de 2011

ARTÍCULO DE LA COMPAÑERA ANTONIA DÍAZ

Los últimos bastiones

Antonia Díaz Vera (*)

Fuente: elpais.cr  | 06/10/2011

A inicios de la segunda década del siglo XXI, estamos asistiendo al mayor ataque contra las instituciones que han hecho de Costa Rica uno de los  países con mayor desarrollo humano de Latinoamérica. Se trata de una arremetida contra entes que han llevado a los hogares costarricenses salud, educación y bienestar; es decir, la institucionalidad que permitió obtener índices de desarrollo comparables a países que nos quintuplican en recursos y en población.

Estamos ante un punto de inflexión histórico. Si cae la Caja Costarricense del Seguro Social o si cae la Universidad de Costa Rica y con ella la educación superior pública, la posibilidad de movilidad social será mínima o nula. Si dejamos que el Instituto Costarricense de Electricidad sea desmantelado y vendido al mejor postor, como ya han hecho con el Consejo Nacional de la Producción, quedaremos a merced de personas cuyo único objetivo es lucrar a costa de las necesidades del pueblo costarricense.

La Caja, la U.C.R. y el ICE son los últimos bastiones de una sociedad que fue ejemplo en América Latina. Sobre todo en la década de los sesenta, nuestro país experimento índices de salud y educación comparables con los países europeos o con los Estados Unidos. La cobertura eléctrica y las comunicaciones, también dieron un salto cualitativo y permitieron que la electricidad llegara a casi la totalidad de los hogares costarricenses. Desgraciadamente esas épocas han quedado atrás y ahora priva sólo el interés individual y el ánimo de lucro.

Si dejamos que estos bastiones caigan, entraremos en una época en la que sabemos su inicio pero no su final. Se trata de instituciones señeras que han proporcionado bienestar al pueblo costarricense. A la gente de a pie, a ese padre de familia que no tiene dinero para ir a una consulta médica privada, que no puede pagar una universidad cuyos costos le representan dos tercios de sus ingresos mensuales. Costarricenses, estamos en un punto de quiebra en el que se está definiendo como va ser el resto del siglo XXI para nuestros hijos y nietos.

Cuando los bastiones que protegen al pueblo y le permiten desarrollar sus potencialidades caen, lo único que nos espera es la degradación como sociedad. Lo peor que podemos hacer es quedarnos indiferentes ante lo que estamos viendo. Tenemos que salir del letargo en que nos han sumido los sectores interesados en derrumbar nuestra fortaleza como nación. Esas instituciones pueden mantenerse en pie, únicamente, con el apoyo y consciencia del pueblo costarricenses.

Hay que concientizar a las personas de a pie, esos que son los principales beneficiados de estos bastiones. Desgraciadamente, la ideología que durante estos años se ha divulgado por los medios de comunicación ha calado en muchas personas y sobre todo en los más humildes. El individualismo y no la solidaridad, el egoísmo y no el bien común, campean en la mente de muchas personas y se ha vuelto un principio de vida entre muchos costarricenses. No obstante, en lo profundo del alma nacional, la solidaridad y el bien común todavía existen y lo único que se requiere es sacarlos a flote.

Hay que demostrar a los políticos que los costarricenses no vamos a dejar caer estos bastiones de la institucionalidad costarricense. Sepan y entiendan, no vamos a tolerar que toquen con sus manos sucias a estas instituciones que han hecho tanto bien a los menos favorecidos. Estos últimos bastiones los vamos a defender a muerte, porque si permitimos que caigan, la sociedad costarricense estaría condenada a la inequidad más absoluta en los años venideros.

(*) Estudiante de Ciencias Sociales UCR


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