martes, 31 de julio de 2012

Carta abierta a Ciro Casas

Se supone que debería estar disfrutando de las vacaciones de medio período; sin embargo, usted me las ha mortificado. Considero un deber civil y moral de todo estudiante universitario, no pasar por alto el escrito que le remitió al Vicerrector de Docencia de la Universidad de Costa Rica en su condición de representante de Industrias Infinito.

Con asombro he leído los tres folios que escribió. Lo primero que deseo es expresar mi absoluta repugnancia ante una acción tan baja de intimidación legal; da pena ajena observar como pretende utilizar el derecho constitucional de petición y respuesta para intentar incidir en los aspectos académicos que sólo le competen a la universidad. Son personas como usted, señor Casas, los que han pervertido la función de la jurisdicción constitucional con este tipo de prácticas.

El escrito, la verdad, no asusta a nadie. Lo que sí indigna es la desvergüenza de su representada y que haya gente que sirva de testaferro de este tipo de empresas depredadoras. Se supone que usted debería conocer la normativa jurídica y la jurisprudencia de la propia Sala Constitucional, en relación con las potestades de gobierno de la universidad y muy en especial, en lo atinente a los aspectos académicos.

Usted y su representada deben tener claro que la Universidad de Costa Rica es una institución que tiene muchas personas que la vamos a defender a muerte. Esto que le menciono no lo interprete como una amenaza, se trata de una vivencia o convicción profunda. Muchas personas estamos dispuestas a defender a la UCR a capa y espada.

Hay alguna gente que ha tenido el desparpajo de querer meterle mano a nuestra institución. Señor Casas, no caiga en semejante error, vea que enfrentarse a la principal universidad costarricense significa echarse encima al mismo pueblo que todavía confía en esta institución benemérita de la educación.

Fíjese usted que ya la jurisdicción contenciosa administrativa ha sentenciado el proyecto que pretendía desarrollar su representada. Tenga en cuenta que Industrias Infinito no solo ha perdido sus gestiones judiciales, sino que también ha cosechado un repudio generalizado de la población, que se aumentaría con este detestable intento de inmiscuirse en la actividad académica de la UCR.

Hay mucha gente que habla de conceptos que ni han estudiado y ni conocen, pareciera que es su caso cuando hace mención de la libertad de cátedra. Da la impresión que usted nunca hubiese pasado por los cursos de Derecho Constitucional o de Filosofía del Derecho. ¿No conoce usted la doble dimensión de la libertad, es decir, como libertad positiva (posibilidad de hacer) y negativa (limitación al poder)? Asimismo:,¿No ha estudiado el contenido que la propia jurisdicción constitucional le ha dado a la palabra Cátedra?

En fin, señor Casas, lo exhorto por este medio a recapacitar. No vale la pena la representación de una empresa como Industrias Infinito. Hay puestos que resulta mejor no asumir por más dinero que a uno le paguen, mucho menos si ello significa atentar contra los intereses de su propio país y de sus habitantes.

Ahora bien, independientemente que atienda o no esta recomendación, debe quedarle claro lo siguiente: Vamos a defender a la Universidad de Costa Rica contra usted, su representada y ante cualquier persona o ente que pretenda tocar, con las manos sucias, a esta institución emblemática que tanto bien ha hecho a la mayoría del pueblo costarricense.
Publicado en el Diario digital El País.cr, 31 de julio de 2012. (4)

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