viernes, 5 de octubre de 2012

Carta abierta a Justo Orozco

Uno de los temas o problemas históricos de la filosofía política es la distinción entre política y religión. En occidente, durante todo el medioevo, la distinción no existió y hubo que esperar el proceso que culminó con la Revolución Francesa para que se defendiera esta diferencia.

Desgraciadamente, en la práctica, esta distinción entre política y religión no ha sido respetada. Sobran ejemplos históricos en que la religión ha sido utilizada con fines políticos, sin embargo, el descaro con que usted se aprovecha de las creencias de las personas es algo patético.

No se puede negar que la sociedad costarricense es bastante creyente o por lo menos eso parece, tal circunstancia hace que sea un terreno fértil para que sacerdotes, pastores y demás “gurús” espirituales intervengan en la conducta de sus seguidores. De eso se han valido personas como usted, para acceder a puestos de decisión política, principalmente, en la Asamblea Legislativa.

Evidentemente no comparto su ideología religiosa. Me parece, con todo respeto, que usted realiza una práctica llena de incoherencias. Sus palabras y planteamientos siempre pretenden legitimarse con base en los textos bíblicos, sin embargo, no coinciden con las acciones y hechos que ha venido realizando a lo largo de estos años.

Ya no solo se trata de su especial predilección por un patrimonio personal creciente, tampoco de la discriminación que ha hecho de otros seres humanos, sino que ahora, nuevamente, aparece mencionado en situaciones comprometedoras en el ámbito académico. Don Justo, ante estos y otros hechos, nuestro pueblo suele decir: Cuando el río suena....

Comprendo que usted se ha topado con una serie de políticos ineptos con los cuales ha podido negociar muchos de sus objetivos. Está claro que de eso no tiene ninguna culpa, sin embargo, la forma en como se burla de la sociedad costarricense y sobre todo de sus seguidores es, francamente, un insulto para la inteligencia media.

Comprenderá, después de observar como se expresa en público, que el cuestionamiento de sus méritos académicos cobra sentido para muchos costarricenses. Sería interesante escucharle hablando de quién fue Hans Kelsen y cuál es la tesis central de su obra, o que expusiera algunas de las tesis de derecho administrativo de Eduardo Ortiz; o en su defecto, que se animara a conferenciar sobre el Tratado de las Obligaciones o de los Contratos de Alberto Brenes Córdoba.

Menciono a los anteriores autores en razón de su condición de graduado en Derecho. No sé por qué, don Justo, pero tengo la impresión que nos llevaríamos una no muy grata sorpresa en relación con su conocimiento jurídico. Dicho en otras palabras, el conocimiento de estos autores clásicos (uno en el ámbito internacional y dos en el nacional) es fundamental para la cultura de cualquier abogado y difícilmente aplicará de manera correcta el Derecho, sin haber leído y comprendido a estos y otros autores.

Don Justo, tenga un poco de vergüenza. No utilice la religión para sus objetivos mundanos. Tenga respeto para las personas que, por esas cosas de la vida, le siguen a usted y a otros de su calaña. Los jóvenes requerimos mejores ejemplos que el suyo para interesarnos en la política, usted le hace un flaco favor al ya desprestigiado parlamento costarricense.

Comprenderá que no es el único que debería retirarse de la política; sin embargo, usted es uno de los principales personajes que están contribuyendo a la deslegitimación del régimen político costarricense. Ahh… y por favor, deje de utilizar las deidades para encubrir sus actuaciones terrenales, no siga usando las creencias religiosas para aprovecharse de la “inocencia” de algunas personas.

Lo único que explica el por qué usted ha llegado hasta donde está, que tampoco es gran cosa, es la indiferencia de nosotros los ciudadanos y la ineptitud de los otros políticos. Tengo la obligación ética de respetarlo como persona, empero, me resulta insoportable pensar que usted representa al pueblo de Costa Rica en foros internacionales y peor aún, que lo hace en temas relacionados con los Derechos Humanos. Como decía mi abuelo: ¡No somos nada!

Artículo publicado en el Diario El País.cr, el 05/Octubre/2012. (1)
http://www.elpais.cr/frontend/noticia_detalle/3/73355

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